viernes, 7 de noviembre de 2014

Colaboración usando el procesador de textos



Colaboración usando el procesador de textos.


Un procesador de textos es un programa que permite la realización, modificación, el almacenamiento y la impresión de cualquier tipo de escrito, de una forma flexible y rápida. Es uno de los software más utilizados.
Los procesadores de texto fueron las primeras aplicaciones que se incorporaron a los ordenadores. Los programadores tenían que comunicarse con las máquinas de una forma complicada, mediante tarjetas perforadas y códigos difíciles, por lo que diseñaron una aplicación que permitiera hacerlo de una forma más sencilla, mediante la escritura de comandos en forma de texto. Es así como nacen los primeros editores de texto, y su evolución es muy rápida.


Un procesador de textos ejerce las siguientes funciones:

De creación: posibilita la creación de un documento de manera sencilla, mediante su introducción con el teclado del ordenador, y guardándolo en un dispositivo de memoria.
De edición: un texto ya creado puede ser modificado de diversas maneras.
De impresión: permite darle a los textos una forma adecuada para su salida por la impresora, delimitando los parámetros que conformarán el escrito.
Complementarias: uso de fichero de datos, diccionario, realización de gráficos, funciones aritméticas, macros, manejo de grandes documentos.
Estas funciones, más detalladas, nos permite apreciar que un procesador de textos nos deja: insertar, copiar o pegar, borrar texto e imágenes. Además, darle formato a estos elementos. También tiene un buscador, corrección ortográfica, administración de archivos, impresión, hacer columnas y tablas, entre muchas otras funciones.

Para trabajar con un procesador de textos solo es necesario tener un equipo informático típico -monitor, teclado, unidad central e impresora. Actualmente hay bastantes tipos de procesadores de texto disponibles en el mercado, todos con unas características comunes en cuanto a las funciones que llevan a cabo.

Entre los más conocidos podemos destacar:
Microsoft Word: Es el más difundido dentro de los sistemas operativos de Windows y MacOS X. Puede mezclar en un documento textos, fórmulas matemáticas, imágenes, gráficos, tablas, hojas de cálculo y muchas otras cosas más. Además, muestra en pantalla una imagen exacta de lo que se verá una vez impreso, por lo cual, es una aplicación WYSIWYG (What You See Is What You Get), lo que la hace fácil de comprender y utilizar, y los errores se ven de inmediato.
Word Perfect: Hasta mediados de los noventa fue el más popular. Pertenece a la suite de Corel, y presenta una gran cantidad de innovadoras características que demuestran que pretende seguir compitiendo con Microsoft Word.
WordPad: Está instalado por defecto en el sistema operativo Windows. Es ideal para quienes necesiten un procesador de texto de forma esporádica, sin buscar un acabado profesional.
Lotus Word Pro: Es una de las alternativas más populares a Microsoft Word, y está incluido en el paquete de software de escritorio de Lotus.
Bloc de notas: Presente por defecto en Windows, es ideal para usuarios austeros, ya que sus posibilidades son reducidas.


El uso educativo del procesador de texto:

Aunque ampliamente utilizado por cualquier persona que maneje un ordenador, incluido el alumnado, el procesador de texto no es actualmente objeto de gran reflexión educativa. Sin embargo, esto no debería ser así: creemos que ha de considerarse una herramienta pedagógica de primer orden si aprovechamos sus potencialidades, y para ello no es necesario más que un conocimiento técnico elemental. Por supuesto, el mayor conocimiento de un programa aumenta sus posibilidades, pero más allá del "acabado" de lo escrito, las funciones de corrección-mejora, comunicación y colaboración (que son las que más nos interesan educativamente) se pueden aplicar con un dominio mínimo del procesador de texto.

Creemos que en cualquier área en que la palabra sea importante el procesador de texto puede cumplir varias funciones en el aprendizaje del alumnado:
1) Como herramienta que mejora la presentación de lo escrito y su integración con las imágenes.
2) Como herramienta de reelaboración y, por tanto, de aprendizaje a través de la corrección-mejora de lo realizado. Esta reelaboración puede darse de forma individual, pero será más rica si se hace entre varios/as alumnos/as (simultánea o consecutivamente) y en interacción con el profesorado.
3) Como instrumento de mejora de la comunicación (intercambio). Aunque no es imprescindible para dar a conocer o intercambiar lo realizado con otras personas, la utilización de un procesador de texto y su impresión posterior mejora la facilidad de lectura y la realización de policopias. Si se combina con correo electrónico, presentaciones multimedia, etc., lógicamente se potenciará su poder comunicativo.
4) Como instrumento colaborativo para la realización de tareas. En este caso, se trata de construir un texto "a medias", de forma simultánea (varias personas piensan lo que escriben a la vez) o consecutiva (unos escriben o reeescriben a continuación de otros). También en este caso es cierto que el procesador no es un instrumento imprescindible, pero amplía mucho las posibilidades de colaboración, posibilidades que también se multiplican si lo integramos con la comunicación telemática.


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