Colaboración usando el
procesador de textos.
Un procesador de textos es
un programa que permite la realización, modificación, el almacenamiento y la
impresión de cualquier tipo de escrito, de una forma flexible y rápida. Es
uno de los software más utilizados.
Los procesadores de
texto fueron las primeras aplicaciones que se
incorporaron a los ordenadores. Los programadores tenían que comunicarse
con las máquinas de una forma complicada, mediante tarjetas perforadas y
códigos difíciles, por lo que diseñaron una aplicación que permitiera hacerlo
de una forma más sencilla, mediante la escritura de comandos en forma de texto.
Es así como nacen los primeros editores de texto, y su evolución es muy rápida.
Un procesador de
textos ejerce las siguientes funciones:
De creación: posibilita
la creación de un documento de manera sencilla, mediante su introducción con el
teclado del ordenador, y guardándolo en un dispositivo de memoria.
De edición: un
texto ya creado puede ser modificado de diversas maneras.
De impresión: permite
darle a los textos una forma adecuada para su salida por la impresora,
delimitando los parámetros que conformarán el escrito.
Complementarias: uso de fichero de datos, diccionario,
realización de gráficos, funciones aritméticas, macros, manejo de grandes
documentos.
Estas funciones, más
detalladas, nos permite apreciar que un procesador de textos nos deja:
insertar, copiar o pegar, borrar texto e imágenes. Además, darle formato a
estos elementos. También tiene un buscador, corrección ortográfica, administración
de archivos, impresión, hacer columnas y tablas, entre muchas otras funciones.
Para trabajar con un
procesador de textos solo es necesario tener un equipo informático típico -monitor,
teclado, unidad central e impresora. Actualmente hay bastantes tipos de
procesadores de texto disponibles en el mercado, todos con unas
características comunes en cuanto a las funciones que llevan a cabo.
Entre los más conocidos podemos
destacar:
Microsoft Word: Es el
más difundido dentro de los sistemas operativos de Windows y MacOS
X. Puede mezclar en un documento textos, fórmulas matemáticas, imágenes,
gráficos, tablas, hojas de cálculo y muchas otras cosas más. Además, muestra en
pantalla una imagen exacta de lo que se verá una vez impreso, por lo cual, es
una aplicación WYSIWYG (What You See Is What You Get), lo que la hace fácil de
comprender y utilizar, y los errores se ven de inmediato.
Word Perfect: Hasta
mediados de los noventa fue el más popular. Pertenece a la suite de Corel,
y presenta una gran cantidad de innovadoras características que demuestran que
pretende seguir compitiendo con Microsoft Word.
WordPad: Está
instalado por defecto en el sistema operativo Windows. Es ideal para
quienes necesiten un procesador de texto de forma esporádica, sin buscar un
acabado profesional.
Lotus Word Pro: Es una de las
alternativas más populares a Microsoft Word, y está incluido en el paquete
de software de escritorio de Lotus.
Bloc de notas: Presente
por defecto en Windows, es ideal para usuarios austeros, ya que sus
posibilidades son reducidas.
El uso educativo del
procesador de texto:
Aunque ampliamente
utilizado por cualquier persona que maneje un ordenador, incluido el alumnado,
el procesador de texto no es actualmente objeto de gran reflexión educativa.
Sin embargo, esto no debería ser así: creemos que ha de considerarse una herramienta
pedagógica de primer orden si aprovechamos sus potencialidades, y para ello no
es necesario más que un conocimiento técnico elemental. Por supuesto, el mayor
conocimiento de un programa aumenta sus posibilidades, pero más allá del
"acabado" de lo escrito, las funciones de corrección-mejora,
comunicación y colaboración (que son las que más nos interesan educativamente)
se pueden aplicar con un dominio mínimo del procesador de texto.
Creemos que en
cualquier área en que la palabra sea importante el procesador de texto puede
cumplir varias funciones en el aprendizaje del alumnado:
1) Como
herramienta que mejora la presentación de lo escrito y su integración con las
imágenes.
2) Como
herramienta de reelaboración y, por tanto, de aprendizaje a través de la
corrección-mejora de lo realizado. Esta reelaboración puede darse de forma
individual, pero será más rica si se hace entre varios/as alumnos/as
(simultánea o consecutivamente) y en interacción con el profesorado.
3) Como
instrumento de mejora de la comunicación (intercambio). Aunque no es
imprescindible para dar a conocer o intercambiar lo realizado con otras
personas, la utilización de un procesador de texto y su impresión posterior
mejora la facilidad de lectura y la realización de policopias. Si se combina
con correo electrónico, presentaciones multimedia, etc., lógicamente se
potenciará su poder comunicativo.
4) Como
instrumento colaborativo para la realización de tareas. En este caso, se trata
de construir un texto "a medias", de forma simultánea (varias
personas piensan lo que escriben a la vez) o consecutiva (unos escriben o
reeescriben a continuación de otros). También en este caso es cierto que el
procesador no es un instrumento imprescindible, pero amplía mucho las posibilidades
de colaboración, posibilidades que también se multiplican si lo integramos con
la comunicación telemática.
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